Pruebas casi elementales de adiestramiento básico; debe comenzarse a iniciar al perro en estas disciplinas a partir de los tres meses de edad. todas las obras escritas sobre el mejor amigo del hombre desaconsejan que se use ningún tipo de enseñanza hasta pasado el año edad. se refiere al verdadero adiestramiento, pero no a esas elementales normas básicas de comportamiento condicionado; pero, desafortunadamente, se extendido la costumbre de dejar que los cachorros hagan lo que quieran hasta los trece o catorce meses, y a nosotros, particularmente, no nos parece aconsejable. Es evidente que la tolerancia, durante estos primeros meses, debe ser amplia la mayor parte del tiempo, pero unos pocos minutos de clase, en los que no debe permitirse ninguna contradicción, son muy aconsejables y en los muchos perros que hemos manejado se han demostrado excelentes pilares de disciplina. Tener un perro educado no es, ni mucho menos, someter continuamente a un animal a nuestros despóticos caprichos, sino disfrutar de un amigo sano, limpio y correcto.
La posición de marcha con la correa puesta, que ya hemos comentado, es el primer punto de arranque de esta etapa. Durante el paseo, el animalito, que ya no da tirones, debe mantenerse literalmente pegado al costado del propietario girar a derecha o izquierda, según el rumbo que tome el conductor, siempre junto a la pierna izquierda de la persona. Para que las evoluciones puedan hacerse correctamente y perro y amo no tropiecen, el can deberá llevar la cabeza a la altura de la pierna del hombre, ni más adelantado ni más retrasado. En el caso de que el perro fuese adelantado respecto a la persona, ésta tropezaría con él al girar hacia la izquierda o daría un tirón de la correa si la vuelta fuese hacia la derecha. Si el dueño se detiene, el perro deberá parar o lo que es más correcto, sentarse sin perder de vista al amo, pero no queramos avanzar demasiado y continuaremos por etapas
La posición sentado, Sen o sit, se ensaya apoyando la palma de la mano sobre los cuartos traseros del animal, con fuerza, para obligarle a sentarse a la vez que se repite en voz enérgica pero no estridente, la orden correspondiente. Las primeras veces, el perro, desconcertado, tratará de levantarse o echarse tumbado al suelo..., un seco no bastará para hacerle comprender que no es eso lo que queremos, y en pocas sesiones el perro obedecerá la orden sentado con la correa puesta. Para el platz o echado sirve el mismo tipo de indicaciones, pero deberemos esforzarnos en que el perro se eche con el cuerpo recto entre sus patas, en lo que se llama postura de esfinge, y no permitir que se quede medio tumbado sobre una pata trasera o, menos aún, acostado completamente.
Estos ejercicios, realizados con el perro sujeto con la correa, deben repetirse un mínimo de dos veces diarias, con una duración por clase no superior a los cinco minutos.
La perseverancia y constancia en la ejecución de las disciplinas permitirá en veinte o treinta días que el perro convierta la lección en hábito, momento en el que podremos intentar avanzar un grado más el aprendizaje de nuestro irracional, pero encantador, compañero.
La conducción del perro con la correa al paso del amo, cambiando al unísono de dirección y sentándose a su lado cuando éste se pare frente a un cruce en la calzada o para conversar con un conocido, no se perfeccionará hasta que el animal no haya cumplido el año largo de edad, pero la exigencia previa mediante órdenes podrá intentarse a partir de los seis meses.
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