viernes, 7 de noviembre de 2008

Consideraciones previas antes de tener un perro

Un perro es un ser vivo, no un juguete o un artículo de moda. Antes de adquirir uno, has de tener en cuenta una serie de cosas, para evitar que luego tengas que arrepentirte de haberle llevado a casa.


Desde el momento en que lo adquieres te haces responsable de su educación y cuidados, alimentación, higiene, y cualquier problema que pueda causar. Y esto durante unos 10 o 15 años. De modo que es mejor que te asegures de estar bien dispuesto a asumir las responsabilidades que conlleva, y durante mucho tiempo.


Has de elegir un perro acorde con tu carácter y modo de vida, y también de acuerdo con el lugar donde vives, teniendo en cuenta muchos factores. El motivo de esto es conseguir que tanto tú como el perro seais felices y esteis a gusto. Un perro agresivo y dominante no es bueno si hay niños en casa; un perro esquimal lo pasará mal en un clima cálido; un perro que necesite mucho ejercicio dará problemas si no te gusta salir de casa. Busca, lee sobre las razas, investiga y pregunta, antes de decidir.


Tan importante como la raza, es la decisión entre escoger un macho o una hembra. Por lo general las hembras tienen un carácter más dócil y amable que los machos de la misma raza. Sin embargo, en el caso de las hembras hay que tener en cuenta algunos factores más, de los que se habla más abajo, en la lista de consejos variados.


Ya sea de raza o mestizo, te va a costar lo mismo a la larga. Un perro de raza tendrás que comprarlo, mientras que uno mixto posiblemente lo puedas adoptar o recibir como regalo. Pero a partir de ahí, todos cuestan lo mismo (comida, veterinarios...). Esto significa que no es conveniente comprar o aceptar un perro como regalo sin calcular si te lo puedes permitir.


Piensa en todo esto antes de adquirir el perro. Evalua friamente las ventajas que te va a proporcionar, frente a los inconvenientes (monetarios, tiempo a dedicarle, restricciones que te va a suponer,...). Hay gente a quien las ventajas les compensan los inconvenientes, hay gente a quien no les compensa. Si no estás seguro de que tienes todo bajo control y que, tanto el animal como tú, vais a ser buenos compañeros durante muchos años, mejor di "perros no, gracias".

Responsabilidades y obligaciones.

Piensa que el perro es un nuevo miembro de tu familia, y por lo tanto eres responsable de:
Su alimentación. Las sobras, a la basura. El perro debe de comer una comida decente.


Su salud. Las revisiones veterinarias son imprescindibles, así como las vacunaciones y cuidados higienicos generales. Además hay obligaciones legales al respecto.


Su educación. Eres responsable de que el perro se comporte bien en público, no moleste a la gente, no ataque a otros perros, no rompa plantas en los parques, etc.


Su bienestar en general. El perro te va a dar todo su cariño y su fidelidad. Págaselo como es debido.


Cumplir tus deberes cívicos. Lleva al perro a hacer sus necesidades en los lugares que suele haber destinados a ello. Si no los hay en la zona donde vives, recoge sus excrementos. Es muy cómodo dejarlos "donde caigan", pero además de ser un problema sanitario, hacer eso es una marranada. Y está penado por la ley.


No olvides que eres responsable de cualquier accidente que tu perro pueda provocar. Al perro no le pueden poner una multa ni obligarle a pagar una indemnización, pero al dueño, si.

Consejos a propietarios.


La elección del perro.


Para no llevarte sorpresas desagradables que luego no tienen remedio, lo recomendable es comprar un perro de raza a un criador reconocido oficialmente por una sociedad canina. Puedes elegir previamente la raza de características más acordes con tus necesidades (informandote, leyendo libros...), y al adquirir el perro de un criador tienes mas garantías de que te vas a llevar a casa lo que quieres.


Además de tus necesidades, piensa también en las del perro. No elijas una raza que lo vaya a pasar mal en tu entorno, clima del lugar donde vives, etc...


En perros de razas de caracter dominante, si eliges un macho recuerda que por naturaleza va a querer comprobar, con cualquier otro perro con el que se cruce, quién es más fuerte. Esto significa que tienes que esperar peleas, si se lo permites. De modo que piensalo antes.


Si eliges una hembra, tiene el problema del celo (dos veces al año). Significa que en el periodo del celo la van a perseguir todos los perros macho del lugar por donde paseas. Y tienes que prever que por accidente la monten. Puedes esterilizarla para evitar problemas de embarazos y que la casa se te llene de cachorros. La esterilización no presenta problemas y no debes preocuparte: la idea de que hay que dejar que una hembra críe por lo menos una vez en su vida para que no se le estropee el carácter es una leyenda urbana sin base real.


Cuando ya tienes el perro en casa...


Lo ideal es que llegue a casa en cuanto se destete, lo que suele ser alrededor de los dos meses de vida. Si algún amigo te regala un cachorro de su perra, por mucha prisa que tenga en librarse de él, no le aceptes con menos de dos meses. Si te lo llevas interrumpiendo la lactancia materna, no se desarrollará bien y será más propenso a enfermar.


Tampoco aceptes un perro muy mayor, si es posible. Entre los dos y los 4 meses de vida se realiza el imprinting. Imprinting significa la formación del lazo entre el cachorro y la gente con la que vive, de forma que los tome como "su manada". Un perro de más de 6 meses, con su carácter y hábitos ya formados, podrá convivir contigo más o menos amistosamente (depende de a qué raza pertenece), pero ya se sabrá a si mismo un adoptado, no un miembro "de nacimiento", por así decirlo. El lazo contigo será más débil. Insisto en lo de la raza porque hay perros que soportan mal el cambio de dueño. Los doberman, por ejemplo, no lo toleran y no aceptan un nuevo amo.


Repasate las páginas de alimentación y salud de esta web. Hay más consejos generales relativos a esos temas.


Por último, para evitar problemas de orden legal, no está de más contratar un seguro que cubra gastos excepcionales, como los que pueden derivar de una enfermedad o accidente que sufra el perro, daños a propiedades o a personas que cause tu animal, etc... Recuerda que el responsable final siempre serás tú, así que conviene cubrirse un poco ante problemas imprevistos.


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